lunes, 27 de julio de 2009

Un primer lugar asegurado

En competencias internacionales nuestro país rara vez alcanza los primeros lugares, siempre hay pretextos, que si compitió ebrio, que si el técnico levanto tantito el pie, en fin, rara vez tenemos buenas noticias. Pero hay un aspecto en el que nuestro país es el número uno a nivel mundial, me refiero a que somos el país con la mayor diversidad de cactáceas. Este no es un asunto menor, al contrario, es motivo de orgullo y al mismo tiempo nos confiere una responsabilidad muy grave.

Las cactáceas son una familia de plantas con características como poseer espinas en lugar de hojas para evitar la perdida de agua; tener tallos carnosos en donde almacenan cantidades abundantes de agua; sistemas radiculares poco profundos y muy extendidos para poder captar la mayor cantidad de agua de lluvia; así como flores muy vistosas y delicadas que contrastan con la apariencia robusta y aspera de la planta.

Estas plantas son originarias de América y se distribuyen por casi todo el continente. Debido a las condiciones climatológicas, topográficas y biológicas, nuestro país cuenta con la mayor diversidad de esta plantas en el mundo con 850 especies. Buena parte de esas especies son endémicas de nuestro país, es decir, no se encuentran en ninguna otra parte. Algunos de los lugares en donde se pueden encontrar son en la zona de Tehuacan-Cuhicatlan, el Desierto de Sonora, el Desierto de Chihuahua, la Península de Baja California, así como en el Desierto Hidalguense.

Estas plantas han sido utilizadas por los seres humanos mucho antes de que llegaran los españoles a América. Hoy en día sus tallos sirven de alimento como los nopales, así como sus frutos, mejor conocidos como tunas, pitayas o garambuyos. También son utilizados como materiales para construcción, un ejemplo son las cercas vivas formadas por cactus llamados órganos. Otro uso difundido sobre todo en los pueblos indígenas del norte del país es el cultural, quienes utilizan el peyote para sus ceremonias religiosas.

Pero el uso que más problemas ha traído históricamente a esta plantas es el de ornato. Desde la llegada de los españoles muchas plantas han sido arrancadas de su hábitat para formar parte de colecciones privadas o públicas, lo que ha originado la prohibición del comercio de buena parte de estas plantas. Sin embargo, un efecto negativo de esta prohibición es el desarrollo del mercado negro y el contrabando, el precio de algunas de estas plantas alcanzan los miles de dólares.

Otra amenaza para las cactáceas además del saqueo es la destrucción de sus hábitats. Como ya se mencionó anteriormente, buena parte de las especies son endémicas, esto significa que si su hábitat es alterado estas plantas se extinguirán rápidamente, pues no podrán encontrar las condiciones adecuadas para su desarrollo en ningún otro lugar.

Preocupados por la precaria situación de las cactáceas y consientes de la responsabilidad que significaría perderlas, algunas instituciones de varios puntos del país, han enfocado sus esfuerzos en la conservación y propagación de estas plantas. Tal es el caso de la Unidad Académica de Agronomía de la Universidad Autónoma de Zacatecas, quienes han logrado propagar semillas de una cactácea llamada Peniosereus greggii, mejor conocida en el norte del país como “la reina de la noche” o “huevo de vendado”. Esta planta se encuentra en peligro de extinción como muchas otras, además de que se utiliza como remedio para las personas diabéticas debido a sus propiedades hipoglucemizantes.

Los investigadores de esta unidad han logrado germinar semillas, obtener callos a partir de plantas en crecimiento y transplantar algunos de sus ejemplares a su ambiente natural. Sin duda, estos trabajos son un ejemplo de lo que se puede y debe hacer para que sigamos conservando este preciado primer lugar mundial.

jueves, 23 de julio de 2009

No todos los coyotes son como los pintan

En este 2009 los científicos y más específicamente los biólogos, celebramos el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin y el 150 aniversario de su publicación más importante, “El origen de las especies”. A pesar de que desde hace 150 años Darwin demostró de manera precisa la evolución de las especies, hoy en día una buena parte de la población no la acepta y cree que los seres vivos nunca han cambiado desde que aparecieron en este planeta.

Sin embargo, las especies sufren variaciones, cambian con el paso del tiempo y se adaptan a las condiciones siempre cambiantes de sus ambientes. Es por eso que podemos encontrar una variedad enorme de especies, variedades, subespecies y polimorfismos que dependen de la forma en que los organismos han logrado adaptarse. Y por supuesto, cuando alguna especie no logra adaptarse entonces se extingue.

Si bien es cierto que la variación de los organismos les permite desarrollar nuevas adaptaciones es el ambiente quien determina si esta adaptación ofrece una mayor capacidad para sobrevivir y transmitir sus caracteres a las siguientes generaciones. Por eso a la teoría de Darwin se le conoce como “La teoría de la selección natural”. Tal como su nombre lo indica, esta teoría nos dice que es la naturaleza quien selecciona los organismos con adaptaciones favorables y desecha a los que poseen adaptaciones desfavorables.

En México existen muchas variedades de ambientes determinados por su ubicación geográfica, la topografía, el suelo, el clima entre otros. Esta enorme variedad de ambientes es una de las razones por las que nuestro país es considerado como uno de los 10 países megadiversos, en otras palabras, es uno de los países con mayor número de especies de plantas y animales en el planeta.

Los coyotes no escapan a la acción de la selección natural, si bien estos organismos han sido catalogados por los taxónomos dentro de la especie Canis latrans, que significa “perro ladrador” en latín, existen 19 subespecies, cada una de ellas adaptada a un hábitat particular. Cada una de las subespecies de coyote posee adaptaciones muy sutiles que sin embargo los hacen diferentes a unos de otros.

Tal es el caso de las poblaciones de coyotes en la Península de Baja California. Este enorme fragmento de la república mexicana, se ha separado y unido del continente en varias ocasiones durante los últimos 5.5 millones de años, dando como resultado una composición florística y faunística única en el mundo. En esta península se encuentran distribuidas tres subespecies de coyotes: C. l. clepticus, C. l. mearnsi y C. l. peninsulae. Una de las formas en que pueden distinguirse a las diferentes subespecies de la Península de Baja California de las del resto del continente es mediante la observación y medición de las características de su cráneo. Algunas de estas medidas son la forma de la caja craneal, el tamaño rostral, el arco zigomático, así como la forma y el tamaño de las piezas dentales.

Estas subpoblaciones de coyotes forman parte de la biodiversidad del país, en el caso de que alguna de estas subespecies fuera exterminada o desplazada de su lugar, seguramente estaría enfrentando la extinción, por lo tanto es necesario que no se consideren como fauna nociva y que no sean sujetos a exterminio y de esta manera contribuir a la conservación de la biodiversidad mexicana.

miércoles, 1 de julio de 2009

Manglares en peligro

Los manglares son uno de los ecosistemas más vulnerables y poco conocidos en el planeta. Estas comunidades biológicLos manglares son uno de los ecosistemas más vulnerables y poco conocidos en el planeta. Estas comunidades biológicas reciben su nombre debido a que el organismo dominante son los árboles de mangle. Los manglares se localizan en las zonas costeras y de clima tropical, preferentemente en la desembocadura de los ríos o en lagunas costeras, aunque también los hay en ambientes exclusivamente marinos o exclusivamente dulceacuícolas.
La mayoría de los manglares se ubican en las desembocaduras de los ríos o en zonas aledañas lo que somete a estos ecosistemas a un estrés constante. Este estrés se debe a que durante el día la marea sube dos veces inundando de agua salada los suelos, además, cuando baja la marea el agua dulce de los ríos toma su lugar, siendo su efecto mayor durante la temporada de lluvias debido a la llegada de agua procedente de zonas altas. Por lo tanto, además de que sus suelos son constantemente inundados, la salinidad del agua puede variar ampliamente.
Debido a las zonas donde viven, los árboles de mangle han desarrollado adaptaciones únicas en el reino vegetal. Por ejemplo, el estar constantemente en contacto con el agua del mar ha permitido que desarrollen un tipo especial de glándulas llamadas glándulas de sal, por donde el exceso del mineral es desechado; también poseen raíces aéreas, lo que les permite tolerar la falta de oxígeno de los suelos inundados, a este tipo de raíces también se les llama raíces en zancos; algunas especies de mangle desarrollan un tipo de raíces llamada pneumatóforos, que crecen hacia arriba en lugar de hacia abajo como lo hacen todas las raíces, estos pneumatóforos también les permiten tolerar la falta de oxígeno del suelo.
Una característica sobresaliente de estos árboles es la forma en que se desarrollan sus embriones. Cuando se forma la semilla esta germina aún estando en el árbol y 18 meses después cae al agua, en donde permanece hasta encontrar un sitio que tenga las condiciones adecuadas para desarrollarse en árbol. Por eso se dice que los mangles son “vivíparos”.
En todo el mundo existen más de 60 especies de mangle, pero en nuestro país solo se encuentran 4; el mangle rojo (Rhizophora mangle), que crece en los bordes del manglar, seguida del mangle blanco (Laguncularia racemosa) y el mangle negro (Avicennia germinans), que ocupa las planicies lodosas inundables. En la península de Baja California también se encuentra el mangle enano (Conocarpus erectus).

Las interacciones ecológicas en los manglares son muy complejas, en primer término son zonas de crianza, en donde los juveniles y las larvas de muchas especies marinas pasan sus primeros días escondiéndose de sus depredadores. Se dice también que los manglares son una trampa de nutrientes y de contaminantes, esto debido a que mucha de la materia orgánica, así como contaminantes (herbicidas, plaguicidas, metales pesados y fertilizantes), quedan fácilmente depositados en los sedimentos. Los manglares también estabilizan la línea de costa, es decir, evitan que las olas del mar se lleven el suelo, por lo tanto, los mangles le ganan terreno al mar, además, también protegen a los litorales de los huracanes y las tormentas tropicales, por ejemplo, en el tsunami de 2004 que causo enormes destrozos en el sureste asiático, las zonas en donde había manglares sufrieron menos daños que aquellas en donde los manglares habían sido desplazados.

A pesar de todas las bondades que representa conservar a los manglares, hoy en día estos ecosistemas están siendo destruidos por razones económicas, como son la construcción de desarrollos turísticos y habitacionales, así como la práctica de la ganadería. La destrucción de los manglares es consecuencia de la necesidad de ganar dinero en el corto plazo, sin una planeación o visión del futuro. Algunas consecuencias de la pérdida de los manglares son bastante predecibles, como es la disminución de la pesca comercial, la desestabilización de la línea de costa, pérdida de biodiversidad y mayor vulnerabilidad de las poblaciones costeras a las tormentas eléctricas y los huracanes. Pero seguramente también vendrán consecuencias poco predecibles, como la aparición de nuevas enfermedades, pérdida de suelo y disminución de las ganancias económicas.

Para visitar manglares cerca de la Ciudad de México es muy sencillo, los que se encuentran más cerca están en Tecolutla, Nautla, Laguna de la Mancha y Alvarado en el estado de Veracruz. Otros manglares también pueden localizarse en el Golfo de California, mismos que sostienen una de las pesquerías más prosperas del país.

En el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) de Mérida, Yucatán, existe un grupo de investigadores encargados de estudiar a estos ecosistemas en la Península de Yucatán. Debido a la práctica de la acuacultura a gran escala, el turismo masivo y la heterogeneidad de ecosistemas, los manglares de la Península de Yucatán se encuentran amenazados. Uno de los objetivos de este equipo de trabajo es conocer hasta que punto pueden explotarse estos manglares sin comprometer su supervivencia.