miércoles, 28 de octubre de 2009

Inmunidad en mucosas

Cada uno de los aspectos relacionados con el funcionamiento de los seres vivos representa un reto para la comprensión humana. Un ejemplo de esta aseveración son las bacterias, que siendo uno de los organismos más sencillos, sobre ellas se han escrito grandes volúmenes de información, y aún sí es difícil comprender todo lo relacionado a su funcionamiento y mucho menos conocer todas las especies que habitan el planeta. Si un organismo tan pequeño, carente de membranas internas y con un fragmento de ADN pequeño representa un reto formidable para los científicos y que decir de los estudiantes de ciencias, ahora imaginemos el reto que significa la comprensión de un organismo multicelular como los seres humanos.

Los humanos así como todos los animales y plantas, estamos formados por un gran número de células que trabajan de una manera sincronizada. Para poder comprender mejor como se sincronizan los anatomistas consideran a un grupo de células como un tejido, a un grupo de tejidos que trabajan de manera conjunta le han llamado un órgano, a los órganos que funcionan de manera ordenada les han llamado sistemas o aparatos, de esta manera, todos los aparatos y sistemas actuando de manera sincronizada forman un organismo.

Uno de estos sistemas es el inmune, formado por varios tejidos como las mucosas, órganos como el bazo y los ganglios, hasta células como las formadoras de sangre que se encuentran en la médula de los huesos. Todos estos órganos, tejidos y células sin relación aparente desempeñan una de las funciones más complicadas y misteriosas presentes en los animales, la inmunidad.

En términos sencillos la inmunidad consiste en reconocer a las proteínas y células propias del organismo, esta función la realizan mediante el reconocimiento de un grupo de proteínas que se llaman Factor de Histocompatibilidad. Cuando esta función no se desempeñan de manera adecuada entonces el sistema inmune reconoce a nuestras propias células como extrañas y comienza a atacarlas, generalmente con consecuencias desastrosas. En ese momento se desarrollan enfermedades como la Diabetes Mellitus Tipo 1, la artritis o el lupus. Cuando el sistema inmune reconoce a las propias células como extrañas se conoce como enfermedad autoinmune.

Otra de las funciones que lleva a cabo el sistema inmune es destruir o inutilizar a los organismos invasores, células cancerígenas y proteínas extrañas. Existen un grupo de proteínas que se llaman antígenos, estas proteínas pueden encontrarse en la membrana celular de los organismos invasores o de las células cancerígenas, también se consideran antígenos a un amplio número de venenos ya que los venenos de muchos organismos como las serpientes y arácnidos esta formado principalmente por proteínas. Los antígenos son capaces de despertar la respuesta inmune, es decir, cuando el sistema inmune detecta a un antígeno, tiende a atacarlo, neutralizarlo o destruirlo.

Existe un grupo de células llamadas leucocitos que producen un tipo particular de proteínas llamadas inmuniglobulinas, mejor conocidas como Ig. Las Ig pueden unirse a los anticuerpos y neutralizarlos para que las células llamadas macrófagos puedan destruir a los invasores. Otro aspecto interesante del sistema inmune es la memoria, es decir, cuando el sistema inmune se enfrenta por segunda vez al mismo invasor, entonces lo ataca y destruye con mayor rapidez, de tal manera que en muchas ocasiones ni nos damos cuenta de que fuimos atacados por algún virus o bacteria. A veces una reacción exagerada del sistema inmune ante la presencia de un antígeno puede tener consecuencias desagradables, a esta condición se le conoce como alergia. Las alergias pueden variar en intensidad, desde estornudos, ojos llorosos, erupciones en la piel hasta un choque anafiláctico y la muerte.

También la falta de actividad del sistema inmune puede generar consecuencias indeseables, a esta condición se le conoce como inmunosupresión. Cuando el sistema inmune trabaja de manera lenta o con poca efectividad aparecen enfermedades de tipo oportunista, es decir, infecciones que en condiciones normales no se desarrollarían porque el sistema inmune las mantiene controladas, pero que ante la falta de actividad inmunológica aparecen inmediatamente. Ejemplos de enfermedades oportunistas que aparecen cuando las defensas del organismo están bajas son la toxoplasmosis o el linfoma de Kaposi.

Es fácil darse cuenta de la complejidad con la que actúa el sistema inmune, de no ser así entonces simplemente estaríamos muertos. Pero para hacer más compleja la visión del sistema inmune es conveniente mencionar que hay zonas de nuestro cuerpo en donde el sistema inmune no reacciona como normalmente lo hace, y más complicado aún, hay estructuras anatómicas en donde normalmente funciona pero deja de hacerlo durante ciertos periodos, es decir, aparece una inmunosupresión en zonas específicas.

Tal es el caso de las mucosas, estas son estructuras anatómicas en donde el organismo entra en contacto con el ambiente, como en la boca, el estómago o el intestino. En estos sitios el sistema inmune reconoce y tolera a las moléculas que forman parte de los alimentos, pero también reconoce a los microorganismos que habitan normalmente el tracto intestinal y no los destruye, al mismo tiempo identifica a los agentes patógenos neutralizándolos y destruyéndolos. Esta triple función hace que el sistema inmune en las mucosas sea diferente al sistema inmune interno, ya que en órganos como el hígado o el bazo no se toleraría la presencia de ningún organismo o molécula extraña.

El estudio de la inmunidad en mucosas no tiene mucho tiempo, a lo sumo unos 25 años, por lo tanto, los investigadores tienen un amplio y novedoso campo de estudio, cuando puedan explicar porque en las mucosas el sistema inmune no actúa contra las moléculas de los alimentos, además de tolerar a las bacterias intestinales y aniquilar a los microorganismos patógenos puede representar una esperanza real de tratamiento para las personas que padecen autoinmunidad o alergias. Esa es la labor del Dr. Marco Antonio Vega López quien junto con sus colaboradores trabajan en el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV) en la Ciudad de México. El Dr. Vega trabaja para conocer la anatomía y fisiología del sistema inmune en mucosas del tracto intestinal en cerdos, lo que permitirá en un futuro no muy lejano acabar con el sufrimiento de las personas que tienen la desgracia de padecer alguna enfermedad autoinmune.