jueves, 10 de diciembre de 2009

¿Migración de pinos?

Algunos animales habitantes de zonas que durante el invierno se ven sometidas a bajas temperaturas, han desarrollado una estrategia de sobreviviencia que consiste en la migración hacia lugares más templados, tal es el caso de una gran variedad de aves, de mamíferos como las ballenas e incluso de insectos como la ya famosa mariposa monarca. Sin embargo, las plantas al estar ancladas al suelo por las raíces, sus movimientos se ven muy limitados, por lo tanto deben desarrollar otras adaptaciones que les permitan sobrevivir al frío invierno como perder las hojas antes de que inicien las bajas temaperaturas. Sin embargo, en algunos casos las plantas también pueden migrar, solo que este proceso requiere de miles y hasta millones de años y no es cíclico como sucede con los animales.

Un ejemplo de plantas que migran son los pinos. Estos organismos aparecieron, evolutivamente hablando, durante el periodo carbonífero, hace más de 300 millones de años. Los requerimientos ecológicos para que sus poblaciones puedan dispersarse no son muchos, pudiendo desarrollarse en suelos con pocos nutrientes gracias a la asociación con micorrizas, sin embargo, necesitan bajas temperaturas para poder crecer, por lo tanto no es raro que las poblaciones de pinos se encuentren en zonas montañosas donde las temperaturas promedio anuales no son muy altas.

A lo largo de la historia geológica de nuestro planeta se han presentado varios y largos periodos de bajas temperaturas conocidos como glaciaciones. Estas glaciaciones han favorecido la dispersión de los pinos, permitiendo que sus poblaciones colonicen nuevos hábitats. Cuando los periodos glaciares terminan y los hielos retroceden, algunas de estas poblaciones quedan aisladas del resto, propiciando que esa población aislada tome un camino evolutivo distinto de las demás, apareciendo así una nueva especie.

México es un país en donde las condiciones para la aparición de nuevas especies son ampliamente favorecidas. Por un lado se encuentra atravesado de norte a sur por dos largas cadenas montañosas conocidas como Sierra Madre Oriental y Sierra Madre Occidental, además en el centro del país se levanta una cadena montañosa menor, el Eje Neovolcánico Transversal y la península de Baja California También cuenta con su cadena montañosa.

Los sistemas montañosos favorecen la aparición de nuevas especies debido a la facilidad con la que se forman microclimas y por la aparición de barreras geográficas, mismas que contribuyen al aislamiento reproductivo de las poblaciones. Es precisamente en estos sistemas en donde los pinos se han diversificado en territorio mexicano más que en ningún otro país.

En todo el mundo se han descrito 111 especies, algunas de estas especies tienen variedades. En México, según los estudios de ARN mitocondrial y de ADN presente en cloroplastos, se ha podido establecer la presencia de 46 especies, 4 subespecies y 22 variedades. En el año 1998 se propuso la existencia de una nueva especie a la que se le ha asignado el nombre de Pinus luzmariae, por lo tanto la cuenta asciende a 47 especies. Esto representa el 42% del total mundial. En nuestro país habitan 22 especies endémicas, es decir, que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo, representando el 55% del total nacional.

Los pinos llegaron a México a finales del Cretácico a través de la Sierra Madre Occidental y a mediados del Terciario por la Sierra Madre Oriental. Fue durante el terciario tardío que se levantaron estas cadenas montañosas creando una heterogeneidad de ambientes, favoreciendo la dispersión de las poblaciones de pinos hacia nuevas áreas permitiendo la diversificación de estas especies. Durante los subsecuentes periodos glaciales los pinos han migrado hacia el norte y hacia el sur, llegando hasta Nicaragua. Durante este proceso algunas poblaciones han quedado aisladas en las partes altas de las montañas, propiciando la aparición de nuevas especies.

Estos árboles han sido utilizados desde hace mucho tiempo por los pobladores de nuestro país básicamente para la producción de madera, algunos casos se pueden utilizar las semillas, como los pinos piñoneros. Los bosques de pinos también ofrecen servicios ambientales como la captación de dióxido de carbono y de agua, como el bosque de agua localizado al sur del Distrito Federal y norte del estado de Morelos.
Tal y como sucede con muchas especies endémicas y de distribución limitada, algunas especies de pino se encuentran amenazadas por las actividades humanas como la tala indiscriminada o la introducción de especies exóticas.

La conservación de estos bosques debe ser un asunto prioritario para las autoridades de nuestro país, además la población debe aprender a valorar la diversidad biológica, que muchas personas tienen a la puerta de sus casas.