jueves, 7 de enero de 2010

Un círculo vicioso ambiental

Es por todos conocido que la humanidad presenta una crisis ambiental que amenaza terminar con la vida del planeta tal y como la conocemos. Algunos de estos problemas son el calentamiento global, el cambio climático, el adelgazamiento de la capa de ozono, la perdida de especies, entre otros. A pesar de la gravedad de estos problemas y de la enorme información disponible sobre sus casas y efectos, muchas personas continúan actuando como si estos asuntos no existieran. Continuamos en un círculo vicioso ambiental que tarde o temprano terminará por afectarnos a todos.
Una de las actividades que agrava más a los problemas ambientales es la pérdida de hábitat, es decir, el cambio en las condiciones bajo las cuales una comunidad de organismos se desarrolla de manera natural. La desforestación es el ejemplo más claro de la pérdida de hábitat. Si se tira un árbol no solo morirá el árbol, también lo harán las aves que tenían allí su nido, los animales que se alimentaban de sus frutos, los insectos que vivían debajo de su corteza y los hongos a los que estaban asociados.
En el Sistema Lagunar Teacapán – Agua brava ha sido documentado un caso de pérdida de hábitat por investigadores del Centro de Investigaciones en Alimentación y Desarrollo A. C. en Mazatlán, Sinaloa. El Sistema Lagunar Teacapán – Agua brava se localiza en las costas al norte del estado de Nayarit y sur del estado de Sinaloa y esta formado por una seria de lagunas costeras, marismas y esteros. Este sistema está dominado por manglares, es decir, bosques formados principalmente por mangles.
Los manglares son sistemas de alta productividad, proporcionan estabilidad a la línea de costa, forman una barrera de protección contra huracanes y oleaje alto. Los manglares son considerados como las guarderías del mar debido a que muchas especies de peces y otros organismos los habitan durante su estado larvario, protegiéndose de esta manera de los depredadores. Una de estas especies son los camarones, estos organismos altamente cotizados por sus propiedades alimenticias y sabor solo habitan en altamar durante su etapa adulta y buena parte de su vida transcurre en el manglar. Por lo tanto, la perdida de una porción de mangle, además de impactar al ambiente también golpea directamente a la economía, pues las pesquerías disminuyen su producción. La producción pesquera se ve disminuida ya que las larvas y los juveniles de especies comercialmente importantes como el camarón, se enfrentan a la disminución del espacio en donde desarrollarse y protegerse de los depredadores.
Otros efectos negativos de la pérdida de los manglares es el estado de vulnerabilidad al que se enfrentan las poblaciones costeras cuando se presentan fenómenos naturales como los huracanes y las marejadas. Al quitar los bosques de mangle se pierde una barrera natural que protege y estabiliza la línea de costa, por lo tanto los asentamientos humanos quedan a merced de las tormentas y tienden a inundarse fácilmente, provocando pérdida de vidas y daños materiales.
Según investigadores del Centro de Investigaciones en Alimentación y Desarrollo A. C en el Sistema Lagunar Teacapán – Agua brava, los bosques de mangle están siendo desplazados a una velocidad mayor que otros bosques del noroeste de país, aunque no aportan datos precisos de la velocidad de deforestación en otros sitios si realizan un minucioso análisis de los cambios que se presentan en el área que estudiaron. Entre otras causas la pérdida de hábitat provocada por la desaparición de los bosques de mangle se debe a la construcción de caminos, canales y principalmente a la aparición de granjas donde cultivan camarón.
A todas luces este es un círculo vicioso, al destruir el hábitat natural del camarón, es decir el bosque de mangle, esta especie no dispondrá de un sitio en donde sus larvas y juveniles se desarrollen, por lo tanto su población natural tenderá a disminuir, si la pesca en altamar disminuye lo más seguro es que su precio en el mercado aumente debido a la escasa oferta, de esta forma las granjas camaronícolas dispondrán de un amplio mercado ávido del consumo de sus productos, lo que generará que más personas y empresas construyan este tipo de granjas con la consecuente destrucción del hábitat.
Además en este círculo vicioso hay otras especies atrapadas, ya que los bosques de mangle son el hábitat natural para muchas otras especies de peces, aves, mamíferos, reptiles y una cantidad incuantificable de invertebrados.
Lo interesante de los círculos viciosos es la posibilidad de romperlos, sabemos que hay un problema muy claro, descrito por distintos investigadores y en su momento deberán encontrar la forma en la que convivan las granjas de cultivo de camarones y los mangles, de lo contrario en un futuro los únicos camarones que estarán disponibles para el consumo serán los cultivados y habremos perdido una gran cantidad de especies con todo y lo que esto implica.

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