jueves, 23 de julio de 2009

No todos los coyotes son como los pintan

En este 2009 los científicos y más específicamente los biólogos, celebramos el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin y el 150 aniversario de su publicación más importante, “El origen de las especies”. A pesar de que desde hace 150 años Darwin demostró de manera precisa la evolución de las especies, hoy en día una buena parte de la población no la acepta y cree que los seres vivos nunca han cambiado desde que aparecieron en este planeta.

Sin embargo, las especies sufren variaciones, cambian con el paso del tiempo y se adaptan a las condiciones siempre cambiantes de sus ambientes. Es por eso que podemos encontrar una variedad enorme de especies, variedades, subespecies y polimorfismos que dependen de la forma en que los organismos han logrado adaptarse. Y por supuesto, cuando alguna especie no logra adaptarse entonces se extingue.

Si bien es cierto que la variación de los organismos les permite desarrollar nuevas adaptaciones es el ambiente quien determina si esta adaptación ofrece una mayor capacidad para sobrevivir y transmitir sus caracteres a las siguientes generaciones. Por eso a la teoría de Darwin se le conoce como “La teoría de la selección natural”. Tal como su nombre lo indica, esta teoría nos dice que es la naturaleza quien selecciona los organismos con adaptaciones favorables y desecha a los que poseen adaptaciones desfavorables.

En México existen muchas variedades de ambientes determinados por su ubicación geográfica, la topografía, el suelo, el clima entre otros. Esta enorme variedad de ambientes es una de las razones por las que nuestro país es considerado como uno de los 10 países megadiversos, en otras palabras, es uno de los países con mayor número de especies de plantas y animales en el planeta.

Los coyotes no escapan a la acción de la selección natural, si bien estos organismos han sido catalogados por los taxónomos dentro de la especie Canis latrans, que significa “perro ladrador” en latín, existen 19 subespecies, cada una de ellas adaptada a un hábitat particular. Cada una de las subespecies de coyote posee adaptaciones muy sutiles que sin embargo los hacen diferentes a unos de otros.

Tal es el caso de las poblaciones de coyotes en la Península de Baja California. Este enorme fragmento de la república mexicana, se ha separado y unido del continente en varias ocasiones durante los últimos 5.5 millones de años, dando como resultado una composición florística y faunística única en el mundo. En esta península se encuentran distribuidas tres subespecies de coyotes: C. l. clepticus, C. l. mearnsi y C. l. peninsulae. Una de las formas en que pueden distinguirse a las diferentes subespecies de la Península de Baja California de las del resto del continente es mediante la observación y medición de las características de su cráneo. Algunas de estas medidas son la forma de la caja craneal, el tamaño rostral, el arco zigomático, así como la forma y el tamaño de las piezas dentales.

Estas subpoblaciones de coyotes forman parte de la biodiversidad del país, en el caso de que alguna de estas subespecies fuera exterminada o desplazada de su lugar, seguramente estaría enfrentando la extinción, por lo tanto es necesario que no se consideren como fauna nociva y que no sean sujetos a exterminio y de esta manera contribuir a la conservación de la biodiversidad mexicana.

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